Hélycis Fisioterapia: la historia de un sueño hecho realidad
Han pasado tan sólo 6 meses desde que Hélycis fisioterapia abriera sus puertas, pero esta aventura comenzó mucho antes, incluso sin nosotras saberlo. Tanto que hay que remontarse a 2006 para entenderlo todo. En aquella primera clase de la Universidad de Fisioterapia de Oviedo fue donde nuestros caminos se cruzaron por primera vez. Allí se forjó entre nosotras una amistad durante los tres años en los que compartimos clases, aprendizaje, esfuerzo y sonrisas. Dicen que los amigos de la universidad son para toda la vida, y no pueden tener más razón. Nosotras nos fuimos con un título debajo del brazo, con unas ganas inmensas de empezar a trabajar y sin tener ni idea de que algún día nuestros caminos profesionales irían de la mano. Esta es nuestra historia, la historia de un sueño hecho realidad.
Tener un centro de fisioterapia propio, abrir un negocio que fuera nuestro. La idea ya había merodeado por nuestras cabezas alguna vez, aunque nunca con demasiada fuerza. Las dos teníamos ya experiencia como fisioterapeutas, nos habíamos formado y habíamos aprendido, pero quizás este reto era demasiado ¿o no? No sabemos la fecha, ni la hora, pero sí que en una más de nuestras charlas, años después de que dejáramos la universidad, nos miramos y lo tuvimos claro: el momento es ahora. Sabíamos que no sería fácil. Casi nada lo es, y dar vida a un proyecto mucho menos. Pero desde el primer instante estuvimos convencidas: valdría la pena.
Ser valientes a pesar de los miedos, luchar por lo que quieres y nunca quedarse con las ganas. Esto lo hemos aprendido con Hélycis. ¡Y qué bien hicimos al atrevernos! Todo en estos seis meses ha sido una aventura, al igual que el trabajo a la sombra previo para ponerlo en marcha. Recordamos perfectamente el día que firmamos el alquiler del local y la inquietud al ser conscientes de que esta aventura ya no tenía marcha atrás. Hubo nervios, muchos, por todo lo que estaba por venir, sin saber que luego sería incluso mejor de lo que habíamos imaginado.
Lo cierto es que nada hubiera sido posible sin la familia ni los amigos, sin su trabajo, su implicación y sus ánimos. Tampoco si no nos hubiéramos tenido la una a la otra. Leticia: perseverante, trabajadora y empática. Cristina: luchadora, exigente, soñadora. Distintas, pero la combinación perfecta para trabajar codo con codo. Porque sólo juntas habríamos sido capaces de hacer esto posible.
El 7 de julio del 2017 fue el pistoletazo de salida, el día de la inauguración. Y aquello fue una fiesta. Lo recordamos con una sonrisa, la de ver a aquellos con los que sabíamos que contábamos pero también a muchos otros que no esperábamos. Eso y sus comentarios positivos nos dio la fuerza suficiente para arrancar definitivamente y empezar a trabajar con todas las ganas del mundo.
Puede sonar muy tópico, pero trabajar duro por algo qué no nos interesa se llama estrés. Mientras que trabajar duro por algo que amamos se llama pasión. Y pasión es lo que hemos puesto cada día. Desde hace seis meses para responder como se merecen a todas las personas que cada día confían su salud en nuestras manos. Seguiremos haciéndolo seis meses más, seis años, o los que vengan.
Esta es la historia de un sueño hecho realidad. Y es sólo el principio.